Cada vez que decidimos salir a comprar encontramos miles de productos que se venden con frases tales como «Previene de enfermedades cardiovasculares», «ayuda a tus defensas», … Frases que si las analizamos… no significan realmente mucho.
Aunque por supuesto no siempre es así y haciendo un pequeño paréntesis, cabe destacar como rotundamente falsa, denunciada e incluso desestimada por la EFSA, la afirmación de Actimel en su publicidad que dice poder «reforzar tus defensas».
Por si fuese poco en 2009, Foodwatch, una organización alemana centrada en la protección de los derechos del consumidor, otorgó a este producto el Goldener Windbeutel (Profiterol de Oro), Premio a la mentira publicitaria más insolente. Esta organización ha criticado duramente el lema de la campaña, «Actimel activa tus defensas».
Incluso los expertos encargados de estudiar a actimel y sus supuestos beneficios llegaron al acuerdo de que un Actimel no hacía nada que no hiciese un yogur normal. Destacamos las palabras de la investigadora Anne Markwardt, encargada del caso actimel:
«Actimel no protege de los resfriados; refuerza débilmente el sistema inmunológico y no tan bien como un yogur natural tradicional, pero cuesta cuatro veces más y está el doble de azucarado. La publicidad de Danone es un gran cuento probiótico».
En 2010, Foodwatch Países Bajos también otorgó a Actimel el Gouden Windei (Huevo Hueco de Oro) a la publicidad más engañosa.
Si, suena rara esta pequeña introducción, sobre todo cuando FoodYou hasta ahora siempre ha estado a favor de los avances que ofrece la industria. Bien, pero resulta que NO hablamos de avances aunque lo parezca, hablamos de una serie de productos que por mal entendimiento del consumidor o en su defecto, un etiquetado donde resaltan una cualidad beneficiosa que puede ofrecer el producto aprovechando un vació legal en legislación, las empresas (en la mayoría de los casos NO del ámbito alimentario) pueden jugar y confundirnos o hacernos creer algo que no es.
Es algo complejo y difícil de enlazar debido a la multitud de casos y aspectos que están relacionados con este tema, pero vamos a intentar resumirlo y ordenarlos de la mejor manera posible para haceros llegar algunos de los puntos mas llamativos del asunto.
Empecemos…
Por un lado tenemos los productos que se venden aprovechando un vació legal que ofrece el reglamento UE 432/2012 y en el que se establece que a partir de una dosis mínima (en ocasiones ridículas) que el producto, ya sea alimento, cosmético o cualquier cosa a la que se le incorpore una sustancia presente en ese reglamento puede lucir en su etiquetado una serie de publicidad que resulta un tanto ambigua.
Me explico. Por ejemplo, un producto al que le añadan tan solo 12mg de vitamina C (vitamina bien conocida por todos/as), con este reglamento ya puede lucir en su etiquetado los siguientes distintivos:
“Contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario durante el ejercicio físico intenso y después de este”, “contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario”, “ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga”,…
Y así hasta 15 posibles características diferentes que el producto puede presumir en el etiquetado con que tan solo lleve 12mg de vitamina C. Para que os hagáis una idea de lo ridículo que resulta solo debéis mirar los precios la próxima vez que os encontréis un producto que se publicite gracias a que lleva Vitamina C (o cualquier otra) y buscar en la tabla de composición la cantidad de esta vitamina.
En algunos casos os llevaréis una sorpresa al ver que tendréis que pagar una suma de dinero importante por una cualidad que te pueden dar un pimiento con sus 130mg de vitamina C (11 veces más vitamina que lo permitido por ley para anunciar los efectos beneficiosos de la misma) o una naranja con 50mg.
Si todavía no tenéis claro de que os hablamos os lo explicamos de forma clara. Si queréis ganaros un dinero extra tan solo coger un recipiente, llenarlo de cualquier cosa que os guste o no y añadirle 12mg de vitamina C por cada 100ml o 100g. Ahora, nos aprovechamos de la ley para ponerle en grande un rotulo que ponga “AYUDA A DISMINUIR EL CANSANCIO Y LA FATIGA” y listo, sentaros y esperar que alguien muerda el anzuelo y venderlo como algo exclusivo. (Si lo hacéis en la puerta de un gimnasio tendréis aún mas probabilidad de éxito) 😉
Si, así de fácil es, y generalmente NO son alimentos, SON productos de belleza o artículos del día a día los que se aprovechan de este reglamento.
*Posiblemente ese champú que habéis comprado y que dice prevenir de la caída del pelo, llevara una dosis mínima de vitamina C la cual se aprovecha para poder venderse con publicidad tal que: «fortalece tu pelo», «ayuda a mantener un pelo sano»,… y así con cremas y demás complementos del día a día que añadiéndole un mínimo de vitaminas, minerales,… legalmente pueden publicitarse como lo hacen.
Una pena, sobre todo si has pagado mucho por ello, te dolerá en el alma saber que escurrirte una naranja mientras te duchas te hará mas que el «fabuloso» producto del que presumes.
Sea de la forma que sea, siempre que veáis un producto que se anuncie como que “ayuda a reforzar el cabello..”, “Mejora el funcionamiento …”, “Rico en vitaminas C,D,….” mirar la tabla de composición, en ella os dirán la cantidad real del compuesto por el cual el producto se diferencia del resto. Si no lo pone, generalmente será porque están aprovechando el reglamento y usando la mínima dosis para poder publicitarse con unas características que realmente no cumple su objetivo por las ridículas cantidades que llevan. Y si por el contrario, la cantidad está puesta, en la mayoría de los casos cualquier alimento llevará mas cantidad que esos productos.
Bien, eso respecto al vació legal que deja este articulo, pero… ¿Qué pasa con esos productos que se anuncian con una publicidad confusa o difícil de entender por un consumidor cualquiera?
Vamos a intentar explicaros algunos de los casos en los que mas nos equivocamos cuando hacemos la compra.
1. “Sin azucares añadidos”
Es una de la publicidad más usada. Puede hacer entender al consumidor dos cosas; por un lado se puede llegar a pensar que este producto no contiene azucares y por otro que el alimento que porte esta publicidad es un producto bajo en calorías. Pues bien, os tenemos que decir que ninguna de los pensamientos que pueden dar lugar a entender son verdaderos. Sin azucares añadidos expresa, que no se le han añadidos azucares en su producción, pero eso no significa que no contenga azúcar, ya que contiene el azúcar de todos los ingredientes de los que está hecho el producto en si.
Respecto a las calorías, no siempre es así, un ejemplo claro ocurre en galletas, en ocasiones, para mantener el buen sabor del producto sin añadirle azucares, lo que se hace es aumentar la cantidad de grasa, de manera que si compramos estos productos pensando que son más sanos, nos están metiendo gato por liebre…
2. Alimentos light (Reducción mínima de un 30% de calorías)
Los productos a los que se les ha reducido en un 30% su contenido en calorías pueden legalmente poner en su etiquetado la palabra “light”, así pues, es un error común entre los consumidores considerar que todos los alimentos light son bajos en calorías. Un ejemplo, una bolsa de patatas fritas cualquiera tiene por media unos 500kcal a los 100g, si la compramos “light”, realmente vamos a seguir consumiendo la cifra de casi 400kcal por una bolsa de patatas, Aproximadamente 1/3 de las calorías necesarias para pasar el día. Lo mismo pasa con mayonesa light, galletas light,… ¡Ojo y moderación!
3. Alimento “Bajo en grasa” (reducción mínima de 3gr de grasa)
Posiblemente uno de la publicidad mas inútil de las que encontramos en el mercado, primero porque entre el 30 y el 35% de la energía total ingerida (hablo de calorías) debe provenir de la grasa. En general, entre 30 y 70 gramos al día, dependiendo del individuo, claro está y, por supuesto intentar que sean INSATURADAS y no SATURADAS (esto lo explicaremos en otra ocasión).
Y segundo y mas importante, que sea bajo en grasas no significa que sea bajo en calorías, os pongo un ejemplo:
Una galleta OREO normal contiene 160 calorias y 7g de grasa, por el contrario, la misma galleta vendida como “bajo en grasa” contiene 140 calorias y 3,5g de grasa.
Es decir, que contienen prácticamente las mismas calorías, de hecho, la mayoría de esas calorías son azucares, algo que realmente si que debemos disminuir según afirma la OMS en un estudio en el que alerta del nivel de azúcares al que estamos expuestos diariamente es superior al que debiese ser (ver aquí).
Como podéis ver, la legislación en la industria es algo complejo y en ocasiones confuso para un consumidor medio que tiende a dejarse llevar por lo que publicita su etiquetado y que a veces pueden ser malinterpretados.
Para una mayor comprensión del mismo, desde FoodYou aconsejamos no dejarse llevar por estos anuncios placebos y mirar la tabla de composición, ya que es lo único que os va a garantizar lo que vais a consumir.
Porque como en la foto, no se trata de engaño, sino de que a veces las cosas pueden tener doble cara… 😉
Y para terminar, pensar que los alimentos en general ya son ricos en la mayoría de esas vitaminas y minerales que se aprovechan en los productos que hablamos en la primera parte de este post. Una alimentación y estilo de vida saludable es la mayor inversión si quieres cuidarte, por no hablar de como te lo agradecerá tu bolsillo.
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